Hace
tiempo que Felipe siente que su corazón se acelera, que todo se vuelve más
lento a su alrededor, que se marea, que siente nauseas. Hace tiempo que Rebeca
entro a la misma escuela que Felipe, hace tiempo que él la ve recorrer los
pasillos y dejar una estela de un dulce aroma a su paso, hace tiempo que Felipe
sufre de taquicardias al ver a Rebeca bajando y subiendo las escaleras de la
preparatoria. Hace tiempo…hace mucho tiempo.
Felipe
se acaricia la sien con dos dedos de su mano derecha, con la mano izquierda
aprieta su corazón, con la mirada observa a Rebeca que en ese momento entra al
salón.
Felipe
pasa más tiempo con su mano en el corazón que poniendo atención en sus clases,
conforme pasa el tiempo las taquicardias se volvieron más severas, ya no sólo
aparecen ante la presencia de Rebeca, ahora también aparecen cuando Felipe
piensa en ella o pronuncia su nombre. Felipe despierta en medio de la noche con
el corazón latiendo a una velocidad exagerada.
Felipe
está sentado en el piso, esperando a que la maestra arribe al salón de clases,
pero para su desgracia ve pasar a Rebeca, su corazón se acelera al punto
máximo, el sudor recorre su cara, la respiración se le dificulta, el corazón le
explota en el pecho y muere.
La
maestra que llega unos instantes después, se da cuenta de que el muchacho a
muerto, una vez que se asegura que todos entren al salón, cierra la puerta y se
dirige al cuerpo de Felipe, ve como su mano izquierda apretaba su corazón. En
ese momento un profesor que imparte la materia de historia pasa por el pasillo
y ve al muchacho y a la maestra en el piso. Piensa que seguramente están hablando
sobre un tema que le causa tristeza al joven, pues este se mantiene con los
ojos cerrados y la mano en el pecho. El profesor y la maestra se miran, se sonríen,
él se marcha y ella siente que su corazón se acelera, una taquicardia se
presenta en el pecho de la maestra. Entonces voltea a ver a su alumno y le
dice:
−Te
entiendo…
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