martes, 29 de julio de 2014

Correspondencía

Tal vez en un papel escriba cuanto te quise. Usando palabras como: incuantificable, inconmensurable, cósmico, interminable, infinito, sinfín, laberinto, sueño. Porque para amarte me sobra tiempo y me falta vida. Se tan poco de ti, es por eso la carta. Porque el tiempo vuela sin cesar: como los sesos con la bala, como los pájaros con el norte, como las hojas con el viento vuelan. Una carta es parecida a un entierro, en ella sepultamos los recuerdos más dolorosos, ¿Por qué el amor lo siento tan insoportable? Te quise incuantificablemente. Ahora pestañea y prosigue. Te olvido un sinfín; casi a todas horas, esto va un poco así. Tomó una ducha entonces te olvido, Miró las noticias entonces te olvido, es la hora de comer y entonces te olvido, el paseo matutino entonces te olvido, el café con leche entonces te olvido, la noche, las estrellas, la cama, y con los ojos cerrados te sueño y entonces te olvido.

Tu recuerdo es un laberinto, pensarte no es ver tu rostro, escuchar tu risa. Es dar vueltas y vueltas tratando de encontrarte. Parto del pensamiento al sueño, te busco desde el ser hasta el no ser. Pides tanto y tengo tan poco, apenas unas letras, una existencia tan pobre. Queridísima; yo soy un poeta de moteles baratos, de lunas esqueléticas, de cigarrillos de quince centavos. Te quise interminablemente. Con esto quiero decir que aún no termino contigo, tú conmigo... poco a poco. Tal vez en un papel exista la infinita posibilidad de encontrarte y crear junto a tu presencia un lugar menos sucio en dónde encontrarnos casualmente cuando tú o yo caminemos por las calles del recuerdo. Si no… entonces te olvido.

viernes, 25 de julio de 2014

Discúlpeme



Pero a vos le gustan los pendejos, porque no puedo explicarme que aquel miércoles yo despertase y usted ya no estuviera acostada fumando su tan acostumbrado cigarrillo matutino. A vos le gustan los pendejos; esos jóvenes con mierda y porquería en la cabeza. Le gustan esos que tienen mansiones de pasillos interminables. A vos le gustan los pendejos, o como explicarme que ese miércoles, después de despertar yo me asomara por la ventana y te viera en la calle con tus maletas, pidiendo un taxi. Como explicar que me volteabas a ver y me gritabas desde allá abajo, con un pie ya en el automóvil: “Hasta nunca hijo de puta” A vos le gustan los pendejos, los jóvenes que conducen un mercedes Benz. Sos una puta, una cualquiera, lo siento, pero solo así podría explicarme que después de tomar el café, me diera cuenta que de mi estante habían desaparecido los Cortázar, los Bioy Casares, los Jacques Prevert que había comprado ya hace un tiempo. Sos tan despiadada… no tenes ninguna consideración.

Yo a veces me siento un poco desdichado cuando pienso en vos, en que preferiste unos bolsillos llenos a unos casi vacíos. Me pongo tan triste de pensar que a vos le gustan los pendejos, y comer langosta y beber champagne. Hay tantos pelotudos en las calles, que no me sorprendería verte por ahí, un día cualquiera, con uno de mis libros bajo el brazo, discutiendo sobre el color del sombrero que deberías usar en la cena de esta noche; llena, invariablemente, de muchos pendejos. Pero vos no sabes nada de la vida, que lástima que te fueras así no más, gritando: “Hasta nunca hijo de puta”, pero ya sabrás lo que es amar a un pendejo, no se puede. Son muy tercos, en las noches hay que arroparlos y hay que convencerles de que lo que brilla en el cielo son las estrellas y no una lluvia violentísima de meteoritos. A vos le gustan los pendejos, discúlpeme, pero yo no le encuentro otra explicación a ese incesante intento de querer ser una persona perdidamente ordinaria. Pudiendo conmigo volar aunque sea un poquito.

Porque sos muerte

"Muerte puta, muerte cruel, muerte al pedo,muerte implacable, muerte inexorable,
misteriosa muerte. Muerte súbita, muerte accidental, muerte en cumplimiento del deber."

-Oliverio Girondo

(Porque sos muerte)                                                                                                            


Sos una muerte estúpida,
una muerte
                implacable.

Sos una muerte de azulejos rotos
                  de ojos vacíos. 
                                  Muerte nada más...

Sos una muerte sin sentido,
de rosas y huesos.
Una muerte puta,
sucia,
grasienta,
lagrimal,
locura.
Sos una muerte putísima.

Una muerte de cristal,
de todos los días,
tan injusta.

Sos una muerte excursionista...
Que
                               va                y
vie-ne.

Sos una muerte de aburrimiento,
de metal,
de magnesio,
de palabras con M.

Sos una muerte de jazz
             de catala,
                                    de jardínes oscuros.

Sos una muerte de buffet;
                                       exquisita.
Muerte al cumplimiento del deber.

Sos una muerte de posesión,
porque
tenerte es;
morir en un beso.

Sos muy parecida a la muerte
digamos así:
flacucha,
pálida, e
irremediablemente hermosa.

Sos más que muerte, más que exquisitez, más que huesos y rosas. Sos, por decirlo de algún modo, un papelito en el que alguien escribió: buena suerte.

Sos una muerte mujer,
esto explicaría
la flor en el cabello,
tus pechos abultados,
tu incesante intento por jodernos
la vida.

Sos una muerte balas de fusilamiento
(Porque sos muerte)
Te Quiero.

miércoles, 16 de julio de 2014

Hace dos meses

“Siempre serás mío, aunque suene egoísta”, dijiste alguna vez. “Seré solo tuyo aunque suene estúpido”, contesté. ¿Y cómo extrañarte sin hacerme añicos? Hay días en los que te quiero menos. Me preguntan: ¿Pero si hace dos meses no creías en la existencia del alma? Y yo respondo, pero hace dos meses era menos de lo que soy ahora, tal vez en dos meses más no crea ni en mí mismo. Existo porque me piensas. Y tal vez en dos meses ya no exista. Sí, me olvidaste. Probablemente dos meses después ya exista otra vez. Y si me reinvento y ya no tengo forma de hombre y soy ahora, no lo sé: Viento. ¿Seguiré siendo tuyo? ¿Cómo podrías atraparme? En un frasco dirías tú. Esperarías; yo sé, una pequeña brisa para acorralarme. Que egoísta, que estupidez.

Existo porque me piensas. Así de frágil es mi existencia. Así de jodido está el asunto. Si en dos meses más me convierto en agua, entonces me tendrías atrapado en la bañera. Pero pasan otros dos meses, sin pausas, sin fines de semana. Entonces alguien me preguntará. Hace dos meses usted era agua, y ahora una burbuja. ¿Cómo es posible eso? Y me aventuraré a responder; hace dos meses era menos de lo que soy ahora, tal vez en dos meses más no crea ni en mí mismo.

Siempre la misma respuesta… siempre la misma pregunta, pienso. Siendo el caso de que en dos meses yo sea un árbol muy lindo, grande, con las hojas más verdes ¿qué harías tú? Talarías todo el bosque hasta encontrarme, me convertirías en una silla. Estaría solo, siendo la cama improvisada de tu gato. Pasados dos meses más, alguien me preguntará. Hace dos meses usted era una burbuja y ahora una silla de madera, pero ¿Cómo es posible eso? Ya lo sé, usted dirá que antes era menos de lo que es ahora, y que tal vez en dos meses no crea ni en usted mismo. ¿No es cierto? Muy cierto responderé yo, además añadiré a mi respuesta lo siguiente. Pues ya lo he pensado muy bien: Sí, es cierto, pero en dos meses yo seré, a lo mejor hombre otra vez. Y si usted me preguntará ¿cómo es posible eso? y yo le contestaría: Hace dos meses era menos de lo que soy ahora, tal vez en dos meses más no responda nuevamente a sus  preguntas. Que no se da cuenta que él que no cree aquí es usted. Si fui silla, burbuja, árbol, viento. ¿Como es posible que no crea en el alma?. Aquí el incrédulo es usted, que preguntas tan estúpidas.

lunes, 14 de julio de 2014

Las huellas del tiempo



Es tan linda la postal que me has mandado. Te echo de menos, tan solo un poco; no te creas tan indispensable. Aunque así sea. Como pasa el tiempo, aún recuerdo que hace un año estabas dibujando unas lindas casitas en un papel a un lado mío. Aún recuerdo… recuerdo un poco solamente.

Que linda es París a un lado tuyo, que linda Roma, que linda Europa. Qué lindo el Mundo. Que linda postal me has enviado, la recibí por la mañana. Junto con el diario: Masacre en Gaza, Israel viola el tratado internacional. Pero yo solo pensaba en vos. Que lindas las flores, que linda que te ves allá por donde estas; lejos. ¿Cuantos años cumplirás en dos meses?, ¿cuantas velitas soplaras?, que el viento no se lleve tus años, que las velas no se apaguen, que vos regreses. Qué lindo, que lindo…el océano purpura tras tu cabeza.
Como pasa el tiempo, los minutos que se hacen historias. Los días que se hacen fotos, los años que se hacen nostalgias. Fue por la mañana, a eso de las siete; llegó Julián, el cartero. Con la postal y dos cartas del banco. Y el diario: Masacre en Gaza…masacre en Gaza…niños y mujeres… Israel viola el tratado Internacional. Pero vos, la postal. Que linda, París y la fotografía y vos.

Me senté a la mesa, como pasa el tiempo. Una taza de café, dos por si acaso. Uno nunca sabe. Abrí el sobre, ahí estabas. Cerré los ojos un instante, uno nunca sabe. Como pasa el tiempo, que triste es pensar que hace un año vos me abrazabas tan fuerte, tan lindo, tan “me rompes los huesos”. Recuerdas como nos conocimos, un té chai; sí, eso te gustaba a ti.  Me mandaste unas pequeñas letras en una hoja, aparte de la postal. ¿Qué decían? : Las palabras/no hacen el amor/ hacen la ausencia/ si digo agua ¿beberé?/ si digo pan ¿comeré? Qué triste. Ausencia, hay que mirar al cielo, abrir la ventana, ver si vos vienes por ahí, bajando la calle. Uno nunca sabe.

Que vacío, tremendo, oscuro, ausencia. Y si las palabras no hacen el amor y hacen la ausencia. Si digo tu nombre ¿es acaso que moriré?, mejor no; me callo. Como pasa el tiempo. Le di un trago al café, pero que amargo. Tras la carta había una foto, la postal. Que linda fotografía. Que linda que sos vos. Como pasa el tiempo… Recuerdas, sí recuerdas, estoy seguro. Que vos leías mis poemas y yo me hacia el tonto, el que no escuchaba. Recuerdas como tomabas el té chai. Sí, la manera, parecía que te bebías el universo a sorbos, de poquito a poquito. Estaba hirviendo, sí el Universo, que tontería. Puras palabrerías, pero hay que acordarse, de vez en cuando. Uno nunca sabe... uno nunca sabe.

Me quede quieto durante unos segundos. Historias. Te miraba el cabello, las piernas, las manos. El cielo purpura. Qué lindo es saber de ti, de Europa, de París, de Roma. Que estés bien, no estés triste. Es maravilloso saber de ti, el verano pronto acabará, supongo que regresarás, aunque digas que no, aunque no quieras. Uno nunca sabe. Pero qué lindo es saber de ti, que existes; que no estoy loco, que vos… un poco tal vez. Loquísima. Ya se me acabo el café. Tu postal la puse sobre la mesa. Ahora el diario: Masacre en Gaza, Israel viola el tratado internacional. Que desgracia. Pero vos… no aparto la vista, no puedo. Sí la postal se va, se escapa a quien sabe dónde. Tal vez París, tal vez Europa, Tal vez Roma. Uno nunca sabe. 

Como pasa el tiempo, y nos deja sus huellas: una postal, bombas, tanques, niños y mujeres, El Tratado Internacional, flores. Uno nunca sabe si mirar al cielo, si  mirar el suelo. Como pasa el tiempo, y sus huellas. Te extraño, te suspiro, té chai. Qué lindo es saber de vos, que existes.


Una vez dijiste; “para guardar algo en tu memoria tan solo hay que escribirlo en una hoja de papel y esconderla”. Entonces escribí: tiempo, hay que guardarse un poco, uno nunca sabe. Qué lindo saber de vos. Las huellas del tiempo: un dibujo, un librito con muchas hojas, con mucho tiempo. Tu postal. Qué la pases bien. Ahora el diario.