No
sé a ustedes pero a mí siempre me pasa que llega un punto en el que no puedo
escribir más, me frustra esto porque tengo ganas de escribir pero no tengo una
historia para contar. Cuando me comienzo a sentir así, hago memoria de una
historia que me contaba un amigo en la facultad de letras, nunca me dijo cuál
era el título de la historia, me gusta suponer que él también era un escritor
frustrado por no poder ponerle un título a su obra, el mundo está lleno de
escritores frustrados.
Bueno,
la historia comienza cuando un viejo se decide encerrar en un cuarto junto a su
máquina de escribir y algunas cuartillas en blanco. Este hombre necesitaba
escribir, su vida dependía de ello y es que si no escribía por lo menos unas
cuantas cursilerías sentía que los ojos le saltaban de su lugar y que el
estómago le explotaba, en fin, una seria de martirios horrorosos eran causados
si no se sentaba a escribir aunque sea un poco. Llevaba tiempo sin hacerlo y
los dolores eran espantosos, el viejo había sido un exitoso escritor pero de
eso ya era mucho. El escritor seguía aferrándose a seguir escribiendo aunque ya
no tenía nada que decir.
Sentado
frente a su vieja máquina de escribir se percató que al garabatear, la maquina
no dejaba huella alguna en las hojas. No existía una explicación racional para
eso, de pronto las hojas volaron por toda la habitación cortando el cuerpo del
viejo hombre, una vez exhaustas de esa sangre tan amarga, volvieron al lugar
que les correspondía. El escritor no entendía que su frustración era contagiosa
y que las hojas también se sentían frustradas de ser hojas y no árboles. Entre
frustración y frustración el escritor murió desangrado por las heridas de su
propia frustración.
Es una buena historia
a mi parecer, en este momento me siento como aquel viejo de la historia,
frustrado por no poder escribir lo que quiero escribir, pero al ver mis hojas
la frustración desaparece, siento que esta cuartillas esperan el momento de
cortarme en pedazos. El mundo está lleno de escritores frustrados a los que se
les acabaron las palabras. Todos los escritores están destinados a sentirse
frustrados en determinado momento. El mundo está lleno de escritores fracasados
y poetas enamorados, pero él escritor frustrado del cuento de mi amigo, ese si
para que vean es un verdadero escritor frustrado porque al menos yo pude
escribir algo a causa de su frustración.
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