martes, 3 de septiembre de 2013

Partículas

Ahora que estoy sentado con un vaso atiborrado de vodka frente a mí lo entiendo todo. Te veo bailar al ritmo de una música que me molesta, los hombres te rodean, tratan de llevarte el paso. Por mi parte me limito a observarte desde una silla. Sentado en medio de una fiesta es cuando me di cuenta de todo.
Me di cuenta de la importancia de las partículas. Los pequeños momentos de felicidad que nos invaden. Todas las partículas, los pequeños momentos, los fugaces instantes de felicidad en nuestra vida, son los que nos hacen pensar que estar vivos aun vale la pena. El instante en que la lluvia toca nuestros hombros, en que dos lenguas se tocan, en que dos manos se acarician. El momento justo en el que un hombre y una mujer se dicen te amo al mismo tiempo, el momento en que dos miradas se cruzan por casualidad y acaban siendo una por la eternidad. La felicidad sólo la podemos encontrar el partículas, lapsos pequeñísimos son los que traen vivacidad a nuestra existencia.
¿Cuánto dura un beso? ¿Cuánto dura el amor eterno? ¿Cuánto un hombre y una mujer haciendo el amor? ¿Cuánto dura un orgasmo? ¿Cuánto dura una eyaculación? ¿Cuánto dura la borrachera? ¿Cuánto duran los recuerdos revividos en una noche oscura? ¿Cuánto dura una noche oscura? ¿Cuánto dura una sonrisa? ¿Cuánto dura la vida? ¿Cuánto dura un cigarrillo? ¿Cuánto dura una hoja en blanco cuando tenemos el alma llena de pasiones? ¿Cuánto nos tardamos en leer un libro? ¿En escribir un libro? ¿En sentir un libro? ¿Cuánto dura la soledad?, un instante. Las partículas de felicidad son lo más hermoso que podremos encontrar en el camino, cualquiera que sea que recorramos. Lo fugaz es sublime, lo eterno se vuelve rutina y la rutina nunca es buena, la rutina es una forma muy dolorosa de morir, una tortura que a veces nos gusta sufrir. Es por eso que siempre debemos buscar a las partículas, nunca debemos buscar el todo, los fragmentos del todo producen un éxtasis mayor a tener el todo. Dándole tragos a mí vaso de vodka me di cuenta de eso.
La felicidad la he encontrado en pequeños fragmentos. Los pedacitos de papel doblados en forma de corazón que me daba mi novia en la secundaria, los caballitos de tequila con mis amigos, los cigarrillos a escondidas, el primer beso, la primera vez, el primer olvido, una buena nota en la escuela, una buena platica con un desconocido, todo esto lo he encontrado en pequeñas dosis, momentos que duran segundos. Y digo segundos porque cuando algo nos agrada, las horas se desvanecen rápidamente, es como querer sostener agua entre tus manos, se escurre enseguida. No podemos retener la felicidad en nuestra vida, estamos condenados a ver como se nos escurre entre las manos. Amor, éxito, sexo, literatura, cigarrillos, licor, amigos, familia, novia, novio, esposa y esposo, todo esto se nos escurre, se nos va, regresa al torrente de agua, regresa para seguir su curso, se nos escapa. Pero ese sentimiento que experimentamos cuando los tenemos nadie es capaz de quitárnoslos, ni el tiempo, ni la muerte, ni la vida y esto es, porque al contrario de los que muchos piensan, lo fugaz es eterno, el recuerdo de un instante de felicidad es imborrable, se queda con nosotros, se vuelve parte de nosotros.
Yo te veo bailar, veo cómo te recoges el cabello, me miras sentado con un vaso de vodka, me guiñas con tu ojo derecho, apenas y puedes, nunca fuiste muy buena haciendo eso. Los hombres se te acercan pero eres difícil de tener, de entender, de dominar, todos los que se aproximan a ti, no pueden contigo, con tu libertad, tu franqueza, tu dureza. Mi vaso de licor se acabó muy rápido, entonces me doy cuenta de que mi vida está llena de partículas.
¿Cuánto dura un amanecer? ¿Cuánto durara la música tan molesta que bailas? ¿Cuánto dura el deseo? ¿Cuánto dura la justicia? ¿Cuánto dura una crucifixión? ¿Cuánto dura el llanto? ¿Cuánto durara Dios? ¿Cuánto duraras tú?, me pregunto, un instante, me contesto. Pido que me sirvan otro vaso, pero lo miro, sé que durara un instante únicamente. Tú me ves, me invitas a bailar, yo acepto, dejo mi vaso en el suelo, bailamos como lo hacen dos jóvenes, la música se acaba, la gente se disipa de la pista de baile, nos miramos, nos reconocemos con la mirada, nos besamos y abrazamos con ella también.
Mirándonos nos dimos cuenta que el baile duro unos pocos momentos, besándonos nos dimos cuenta que nuestras carnes se tocaron por poco tiempo, tomándonos de la mano nos dimos cuenta que hemos estados juntos sólo un instante, amándonos nos dimos cuenta que la felicidad dura muy poco, que la vida es una partícula de buenos y malos momentos, de tristeza y felicidad, de concurrencia y soledad. Nos dimos cuenta, mientras nos amábamos, que ya nos habíamos encontrado antes, en pedazos, en momentos, en instantes, en partículas…

Pues todo lo bueno dura solo un poco y se encuentra en pedacitos de eternidad.

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