El amor se mide en
olvidos, los recuerdos en nostalgias, las ausencias en suicidios, y los
encuentros en destinos. Si Dios pudo olvidar a los hombres, no me explico esta
sensación tortuosa que siento al saber que ya te he olvidado. Ya estoy harto de
las lágrimas que manchan mi almohada, que me ahogan los ojos, que me destiñen
el alma. Harto de aprisionar tu recuerdo entre mis dedos, de encerrarte en una
hoja de papel entre los barrotes de mis versos; y es que la memoria la tengo en
las manos, en los dedos que recorrieron más de una vez tu espalda. Las manos de
un poeta son su memoria, su olvido y su encuentro con uno mismo. Es cierto; el
olvido no existe, también es verdad que el olvido está lleno de memoria, pero
los recuerdos se diluyen entre fuentes y fuentes de tristeza. Ya no te
recuerdo, aun no te olvido.
Después del olvido
viene la soledad, después de la soledad vienen los encuentros. Por fin la encontré,
lo hice un día cualquiera, uno en el que me levante con pesadez, un día en el que
hacía mucho frío. La encontré con el cabello corto, la nariz redonda, con los
ojos llenos de esperanza, la encontré fuerte, orgullosa, risueña. Digamos que
la encontré como debía encontrarla; no perfecta, pero esa no perfección era la
que la hacía mejor a la mujer perfecta; la hacía real. Y aunque tal vez llegué
el día en que tendremos que olvidarnos, en el que tendremos que marcharnos
lejos, en el que nos encontremos con alguien más que no sea ella, que no sea
yo. Aunque llegue el día en que no pueda recordarla, en el que la soledad me aprisioné,
siempre en medio de su ausencia, ahí donde el olvido tiene memoria, donde la
soledad tiene compañía, ahí voy a sentarme a recordarla.
Y cada vez que la
superstición me asalta mi único deseo es que vos no me olvides, que me
recuerdes algún día cualquiera en el que haga mucho frío. Porque entre los
olvidos, los encuentros y algunos recuerdos siempre estaré yo, tal vez bañado
en lágrimas, tal vez ya muy viejo, tal vez ya loco, tal vez ya muerto, pero
estaré…y estaré tratando de no olvidarte y aunque el demasiado tarde me
alcancé, estaré esperándote.
No hay comentarios:
Publicar un comentario