miércoles, 10 de octubre de 2018

El Diablo

*Texto Histérico-paranoico-narcisista



El Diablo no está en las guerras ni las desdichas del mundo. No hay un diablo bajo la cama a media noche. No hay diablos encerrados en el closet cuando los faroles de la calle dejan de parpadear. El diablo no está en el reflejo del espejo... el diablo no está en la aguja que atraviesa la piel, el disparo de adrenalina. El diablo no anda por las calles haciendo que las personas salten de los puentes o de las ventanas, no está en el hospital desconectando a los enfermeros terminales, no se encuentra sentado sobre una pila de podredumbre y moscas. El diablo no está en el arcano XV del tarot. Mi madre, dice que el diablo es más sutil, que si pones atención puedes verlo en los detalles. 

Yo he visto al diablo a los ojos, lo he visto en el roce delicado de mis dedos en la boca húmeda de una mujer desnuda, lo he visto en los senos y nalgas de la misma mujer desnuda, en su sexo mojado y caliente. He escuchado como me susurra: “hasta el fondo”. El diablo se encuentra en una mirada lasciva, en una lencería de encaje y en el espasmo inesperado... Yo he visto al diablo a los ojos, he caminado costado a costado junto al diablo... El diablo no está en una puñalada, bien mi madre me lo advirtió: “el diablo es más sutil...” y así fue que lo encontré: En un beso, en un apretón de manos y en un abrazo... lo encontré diciéndome “hasta luego”, “hasta nunca”, “hasta pronto”, “no eres bueno en la cama”. Al diablo no lo encontré en las alcantarillas... lo encontré en restaurantes de cinco estrellas, en museos y en iglesias... lo encontré caminando por la calle o en una fiesta, lo encontré en la Universidad y disfrutando de un café en la avenida principal de la ciudad. Al diablo lo encontré en Berenice, en Regina, en Natalia y en mi propia madre cuando todos los días me decía: “Cuidado hijo, el diablo esta en los d-e-t-a-l-l-e-s...”